How the electromagnetic radiation, the radiation microwave "spoils" the animal cells - Las células humanas «comunican» al móvil
http://tinyurl.com/cvmmb
http://www.terra.es/personal/kirke1/noti67/jlmh.htm
UEVES, 14 DE JULIO DE 2005 Edición digital n. 2850
Las células humanas «comunican» al móvil
MANUEL PORTOLÉS
Hace unas semanas les contaba en «Las ratas no hablan por teléfono móvil» (23 de junio) cómo la radiación electromagnética, la radiación microonda de los móviles, «estropea» las células animales. Hoy «dedicaré» este artículo a esos expertos de las 1.500 no evidencias, comentando como este tipo de radiación interacciona («comunica») con las células humanas. Vaya por delante que en este ejercicio sólo citaré artículos científicos incluidos en bases de datos contrastadas y oficiales; no incluyo, por lo tanto, informes precocinados y datos malversados de la tozuda realidad científica.
Investigadores finlandeses (Radiation and Nuclear Safely Authority) publicaron el año pasado en Proteomics cómo células endoteliales humanas en cultivo (EA-hy926, para más señas) expuestas a radiación GSM 900 Mhz (telefonía móvil) modificaban la expresión de más de 35 proteínas diferentes. Los detectives de laboratorio, tipo CSI, ayudados de espectrómetros de masas equipados con diferentes láseres han descubierto por el momento el nombre y apellidos de algunas de estas proteínas, como la vimentina, que forma parte el esqueleto celular o citoesqueleto. Obvio decir, lo importante que es esta estructura (vigas; vease la foto adjunta) para el buen funcionamiento de nuestras células (edificios), una alteración en la misma puede ocasionar el caos
(derrumbe).
Efectos no térmicos
Este resultado se apoya en otro anterior del mismo grupo que demostró en Differentiation que 900 MHz de radiación microonda de la telefonía móvil activaban respuestas de estrés celular, fosforilando y alterando numerosas proteínas, entre ellas las llamadas de choque térmico (hsp27) y proteína kinasas (p38MApk); estas moléculas constituyen uno de los mecanismos de defensa que tenemos frente al estrés celular. Los resultados evidencian efectos no-térmicos de la radiación ya que los cultivos celulares expuestos durante una hora no variaron significativamente su temperatura de 37ºC. Además, los científicos para explicar sus resultados apuntan dos hipótesis, o bien los cambios descritos facilitarían el desarrollo de tumores, o bien aumentarían la permeabilidad de la barrera hematoencefálica; ambas cosas non-gratas.
Curiosamente, el mes que viene se publicará en The Journal Cell of Physiology un trabajo de la Universidad de Nápoles que demuestra que la radiación microonda sobre células de epidermis humana (tipo KB) induce apoptosis (muerte celular), precisamente alterando algunas proteínas de choque térmico (hsp70, hsp27 y hsp90).
Mientras esto ocurría, colegas de la Universidad de Florencia (Departamento de Anatomía Humana) demostraban en Oncology Research que los fibroblastos de piel humana expuestos a la radiación GSM durante una hora alteraban su morfología celular y la expresión de genes y factores de crecimiento, con aumento incluído de la síntesis de ADN. Y recientemente, en la Universidad de Viena fibroblastos humanos expuestos a 1.800 Mhz de forma intermitente y hasta 24 horas, mostraron roturas en su ADN; los investigadores detallan su origen también en los efectos no-térmicos de esta radiación.
Células sanguíneas calientes
Otro estudio publicado por el Departamento de Genética de la Universidad de Stockholmo (Suecia) en Bioelectromagnetics (revista más afín a las tesis de «aquí no pasa nada») demuestra que con 915 MHz los linfocitos humanos condesan su cromatina (ADN), la vuelven más viscosa, lo cual hace disminuir la actividad de estas células; similares resultados se obtienen al sustituir la radiación por una exposición a 41ºC (linfocitos calientes).
Comprenderán que las células de la sangre (que ilustran este artículo) sean utilizadas con frecuencia en experimentación con humanos, entre otras cosas, por razones éticas (más fácil de obtener que un trozo de tejido). Así, el Departamento de Medicina Molecular y Genética Humanan de la Universidad de Tel-Aviv
(Israel) también ha obtenido un efecto genotóxico
(aneuploidia, pérdida de cromosomas, mutaciones...) al exponer los linfocitos humanos a 830 Mhz, que sólo puede ser explicado, de nuevo, por efectos no-térmicos. Es un hecho constatado que la aneuploidia es un fenómeno que incrementa el riesgo de cáncer.
También las plaquetas humanas han sido objeto de estudio. Investigadores polacos, han demostrado que la exposición de este tipo de células a 900 Mhz durante unos pocos minutos produce estrés oxidativo. Esta circunstancia podría tener consecuencias adversas para las células y ser el origen de numerosas alteraciones sistémicas en el cuerpo humano.
Esperando a la OMS
Hasta aquí, de nuevo un botón de muestra de la literatura científica reciente que apoya la interacción («comunicando») de la radiación electromagnética de la telefonía móvil con las células humanas. Y a pesar de las pruebas (genes alterados, membranas fáciles, apoptosis, estrés, daños en el citoesqueleto) siguen diciendo que no existen evidencias. Difícil situación le espera a la OMS
(Organización Mundial de la Salud), cuyo estudio definitivo se resiste a salir a la luz (anunciado para principios del siglo XXI), si no admite como consecuencia del desarrollo exponencial de esta tecnología los efectos no-térmicos de la radiación electromagnética sobre los humanos. En los últimos 30 años, este tipo de radiación microonda aumentó su densidad sobre nuestras ciudades nada menos que 125 millones de veces. Y avanzamos hacia un mundo sin cables.
Coincidencias de la vida, mientras escribo este artículo me llega un correo electrónico de unos amigos del Canadá que comentan que el Dr Repacholi, líder del proyecto de campos electromagnéticos (EMF Project) de la OMS, acaba de recomendar en una entrevista en la TV canadiense (CTV, 12 de junio) que los niños usen los sistemas de «manos libres» en sus telefonos móviles para reducir la exposición a la radiación microonda sobre sus cerebros. Situación altamente sorprendente, cuando recientemente y en numerosas publicaciones este «personaje» afirmaba que existian «evidencias muy ambiguas» contra este tipo de tecnología. Quizás el galeno disponga de acciones de alguna compañía de instrumentos de «manos libres» para teléfonos móviles, o su conciencia, ante las evidencias que golpean todas las semanas las revistas científicas, le hizo entrar en razón.
En definitiva, ahora que sabemos que las células animales y también las humanas se «alteran» con este tipo de radiación, nos falta conocer si a los humanos «enteros», con todas sus células y ADN al completo, sin aislar ninguno de sus elementos a cultivos celulares (in vitro), les puede afectar la radiación electromagnética. La respuesta, que ustedes ya vislumbrarán, la daremos próximamente en estas mismas páginas. Les espero.
Informant: Avoiding Ridicule
http://www.terra.es/personal/kirke1/noti67/jlmh.htm
UEVES, 14 DE JULIO DE 2005 Edición digital n. 2850
Las células humanas «comunican» al móvil
MANUEL PORTOLÉS
Hace unas semanas les contaba en «Las ratas no hablan por teléfono móvil» (23 de junio) cómo la radiación electromagnética, la radiación microonda de los móviles, «estropea» las células animales. Hoy «dedicaré» este artículo a esos expertos de las 1.500 no evidencias, comentando como este tipo de radiación interacciona («comunica») con las células humanas. Vaya por delante que en este ejercicio sólo citaré artículos científicos incluidos en bases de datos contrastadas y oficiales; no incluyo, por lo tanto, informes precocinados y datos malversados de la tozuda realidad científica.
Investigadores finlandeses (Radiation and Nuclear Safely Authority) publicaron el año pasado en Proteomics cómo células endoteliales humanas en cultivo (EA-hy926, para más señas) expuestas a radiación GSM 900 Mhz (telefonía móvil) modificaban la expresión de más de 35 proteínas diferentes. Los detectives de laboratorio, tipo CSI, ayudados de espectrómetros de masas equipados con diferentes láseres han descubierto por el momento el nombre y apellidos de algunas de estas proteínas, como la vimentina, que forma parte el esqueleto celular o citoesqueleto. Obvio decir, lo importante que es esta estructura (vigas; vease la foto adjunta) para el buen funcionamiento de nuestras células (edificios), una alteración en la misma puede ocasionar el caos
(derrumbe).
Efectos no térmicos
Este resultado se apoya en otro anterior del mismo grupo que demostró en Differentiation que 900 MHz de radiación microonda de la telefonía móvil activaban respuestas de estrés celular, fosforilando y alterando numerosas proteínas, entre ellas las llamadas de choque térmico (hsp27) y proteína kinasas (p38MApk); estas moléculas constituyen uno de los mecanismos de defensa que tenemos frente al estrés celular. Los resultados evidencian efectos no-térmicos de la radiación ya que los cultivos celulares expuestos durante una hora no variaron significativamente su temperatura de 37ºC. Además, los científicos para explicar sus resultados apuntan dos hipótesis, o bien los cambios descritos facilitarían el desarrollo de tumores, o bien aumentarían la permeabilidad de la barrera hematoencefálica; ambas cosas non-gratas.
Curiosamente, el mes que viene se publicará en The Journal Cell of Physiology un trabajo de la Universidad de Nápoles que demuestra que la radiación microonda sobre células de epidermis humana (tipo KB) induce apoptosis (muerte celular), precisamente alterando algunas proteínas de choque térmico (hsp70, hsp27 y hsp90).
Mientras esto ocurría, colegas de la Universidad de Florencia (Departamento de Anatomía Humana) demostraban en Oncology Research que los fibroblastos de piel humana expuestos a la radiación GSM durante una hora alteraban su morfología celular y la expresión de genes y factores de crecimiento, con aumento incluído de la síntesis de ADN. Y recientemente, en la Universidad de Viena fibroblastos humanos expuestos a 1.800 Mhz de forma intermitente y hasta 24 horas, mostraron roturas en su ADN; los investigadores detallan su origen también en los efectos no-térmicos de esta radiación.
Células sanguíneas calientes
Otro estudio publicado por el Departamento de Genética de la Universidad de Stockholmo (Suecia) en Bioelectromagnetics (revista más afín a las tesis de «aquí no pasa nada») demuestra que con 915 MHz los linfocitos humanos condesan su cromatina (ADN), la vuelven más viscosa, lo cual hace disminuir la actividad de estas células; similares resultados se obtienen al sustituir la radiación por una exposición a 41ºC (linfocitos calientes).
Comprenderán que las células de la sangre (que ilustran este artículo) sean utilizadas con frecuencia en experimentación con humanos, entre otras cosas, por razones éticas (más fácil de obtener que un trozo de tejido). Así, el Departamento de Medicina Molecular y Genética Humanan de la Universidad de Tel-Aviv
(Israel) también ha obtenido un efecto genotóxico
(aneuploidia, pérdida de cromosomas, mutaciones...) al exponer los linfocitos humanos a 830 Mhz, que sólo puede ser explicado, de nuevo, por efectos no-térmicos. Es un hecho constatado que la aneuploidia es un fenómeno que incrementa el riesgo de cáncer.
También las plaquetas humanas han sido objeto de estudio. Investigadores polacos, han demostrado que la exposición de este tipo de células a 900 Mhz durante unos pocos minutos produce estrés oxidativo. Esta circunstancia podría tener consecuencias adversas para las células y ser el origen de numerosas alteraciones sistémicas en el cuerpo humano.
Esperando a la OMS
Hasta aquí, de nuevo un botón de muestra de la literatura científica reciente que apoya la interacción («comunicando») de la radiación electromagnética de la telefonía móvil con las células humanas. Y a pesar de las pruebas (genes alterados, membranas fáciles, apoptosis, estrés, daños en el citoesqueleto) siguen diciendo que no existen evidencias. Difícil situación le espera a la OMS
(Organización Mundial de la Salud), cuyo estudio definitivo se resiste a salir a la luz (anunciado para principios del siglo XXI), si no admite como consecuencia del desarrollo exponencial de esta tecnología los efectos no-térmicos de la radiación electromagnética sobre los humanos. En los últimos 30 años, este tipo de radiación microonda aumentó su densidad sobre nuestras ciudades nada menos que 125 millones de veces. Y avanzamos hacia un mundo sin cables.
Coincidencias de la vida, mientras escribo este artículo me llega un correo electrónico de unos amigos del Canadá que comentan que el Dr Repacholi, líder del proyecto de campos electromagnéticos (EMF Project) de la OMS, acaba de recomendar en una entrevista en la TV canadiense (CTV, 12 de junio) que los niños usen los sistemas de «manos libres» en sus telefonos móviles para reducir la exposición a la radiación microonda sobre sus cerebros. Situación altamente sorprendente, cuando recientemente y en numerosas publicaciones este «personaje» afirmaba que existian «evidencias muy ambiguas» contra este tipo de tecnología. Quizás el galeno disponga de acciones de alguna compañía de instrumentos de «manos libres» para teléfonos móviles, o su conciencia, ante las evidencias que golpean todas las semanas las revistas científicas, le hizo entrar en razón.
En definitiva, ahora que sabemos que las células animales y también las humanas se «alteran» con este tipo de radiación, nos falta conocer si a los humanos «enteros», con todas sus células y ADN al completo, sin aislar ninguno de sus elementos a cultivos celulares (in vitro), les puede afectar la radiación electromagnética. La respuesta, que ustedes ya vislumbrarán, la daremos próximamente en estas mismas páginas. Les espero.
Informant: Avoiding Ridicule
Starmail - 28. Jul, 17:27